¿Has imaginado qué pasaría si la minería se desvaneciera de un día para otro?
El fin de la minería es un sueño que muchas personas comparten y esperan ver en algún momento de sus vidas, sin embargo, desear la extinción de un sector de tal magnitud es querer ver el fin de todo lo que nos rodea.
La dependencia que tenemos de la minería supera por mucho las ambiciones personales de algunos grupos anti-minería, es decir, imagina suspender abruptamente la venta de algún medicamento básico para el tratamiento de personas con enfermedades crónicas, esta situación no solo generaría una ola de confusión e histeria en todos lados, sino que de forma gradual esa parte de la población caería como fichas de dominó.
Además de la obvia desestabilización económica en las bolsas de valores (donde se negocian muchos de los metales preciosos extraídos en el mundo), la industria alimenticia sería de las principales y más afectadas, ya que de llegar el fin de la era de los combustibles fósiles, los suministros de alimentos caerían en una crisis.
Algunos datos afirman que el 50% de la producción de alimentos depende de fertilizantes compuestos de fórmulas de fósforo, potasio y gas natural.
El cierre de cada mina en el mundo arrastraría una cadena de desempleo, más pesada que los mismos metales obtenidos del subsuelo. Si representamos el daño en cifras, serían solo 4 millones de empleos formales los que saldrían perjudicados, pasando por alto un pequeño detalle de que más de 100 millones de personas perderían su sustento y fuente única de ingresos.
Pese a que uno de los argumentos más sólidos de quienes se alzan en contra del sector extractivo va encaminado a mejorar el impacto social que la minería tiene en las comunidades donde opera, se pasa por alto el hecho de que muchas de estas comunidades “perjudicadas” se benefician de la industria, ¿de qué modo? Las empresas cercanas a las operaciones mineras son las primeras en la fila al momento de recibir las ayudas que las compañías proporcionan a la ciudadanía o son las primeras en formar parte de las iniciativas de desarrollo.
Despedir al sector de las comunidades sería decir también arrivederci a los programas de educación gratuitos que benefician a los niños, niñas y jóvenes con escasas alternativas de superación académica; goodbye a los talleres que más que instruir en alguna área, impulsa lo sueños de quienes creían que habían desaparecido.
Imaginar un mundo sin minería, es imaginar también un mundo sin automóviles, medicamentos, alimentos (o al menos algunos de ellos), telecomunicaciones, viviendas, educación, metales, en fin…
Con información de BBC.